El ‘home staging’, la técnica para vender “un hogar”
Comencemos con la traducción literal del concepto de “home staging”, que significa “la puesta en escena de una casa u hogar”. Al igual que con multitud de objetos que ponemos a la venta en conocidos portales como Wallapop o Vinted, etc, cuya imagen y fotografías cuidamos para que luzcan lo mejor posible y recibir la mejor oferta del mejor postor, con las viviendas ocurre (o debería ocurrir) lo mismo.
El Home Staging es la técnica de márketing inmobiliario por la que se transforma y renueva la imagen de una vivienda de manera ‘low cost’ (comparado con un proyecto de decoración o interiorismo), optimizando y potenciando sus puntos fuertes, y con el objetivo de atraer al mayor número posible de compradores o potenciales clientes, para cerrar una venta o alquiler al mejor precio y en el menor tiempo posibles.
Se trata de crear un hogar con una imagen muy atractiva que enamore a su potencial público, realzando las características positivas del hogar, minimizando sus defectos y creando una atmósfera que invite a los compradores a imaginarse viviendo allí.
Es el arte de preparar una propiedad para la venta, con el objetivo de incrementar su valor en el mercado inmobiliario. El objetivo final es que se produzca un flechazo rápido en el comprador, para así facilitar una venta rápida y lucrativa.
Los ‘home stagers’ son expertos en el real estate y utilizan una combinación de técnicas de diseño y decoración, psicología del comprador y conocimiento del mercado para lograr resultados exitosos. Esto puede implicar desde la limpieza y la reorganización del mobiliario existente y la eliminación del desorden, hasta la colocación de muebles y elementos decorativos neutros y atractivos que mejoren la imagen de la vivienda.
Una de las claves del Home Staging es la despersonalización. A diferencia de la decoración personalizada, que refleja el gusto y el estilo del propietario, el Home Staging busca crear ambientes neutros para conseguir llegar al mayor número posible de personas y que permita a los compradores potenciales visualizar su propia vida en el espacio. Esto significa eliminar elementos personales como fotografías familiares y objetos religiosos o deportivos y optar por una paleta de colores y un mobiliario siempre en tonos neutros o con pequeñas notas de color, que atraigan a una amplia audiencia.
Decoración: la expresión personal en el hogar
Por otro lado, la decoración de interiores se centra en la expresión personal y la creación de un ambiente cálido, acogedor y estéticamente agradable en el hogar. A diferencia del Home Staging, que tiene un objetivo específico y comercial, la decoración es un proceso que refleja el estilo y la personalidad de los habitantes de la casa y cuyo objetivo es su disfrute.
Los decoradores de interiores suelen trabajar en estrecha relación y colaboración con los propietarios del inmueble, para entender sus gustos, preferencias y necesidades. Luego, utilizan multitud de elementos, como muebles, textiles, colores y accesorios, para transformar el espacio y crear una atmósfera que resulte confortable y esté acorde con esos gustos y necesidades de las personas que habitan la vivienda.
A diferencia del Home Staging, donde la neutralidad es clave, la decoración permite una mayor libertad creativa. Los propietarios pueden incorporar piezas únicas, recuerdos familiares o de viajes, obras de arte que reflejen sus intereses y experiencias. El objetivo no es impresionar a los posibles compradores, sino crear un ambiente personalizado y particular según sus gustos y preferencias.
Interiorismo: la fusión entre la funcionalidad y el diseño
Por último, el interiorismo combina los aspectos prácticos del diseño de interiores con la estética visual para crear espacios que sean tanto funcionales como visualmente atractivos. A diferencia del Home Staging, que se centra principalmente en la presentación y renovación de imagen de una propiedad con un fin comercial, y de la Decoración, que se enfoca en la expresión personal, el interiorismo busca encontrar el equilibrio perfecto entre forma y función.
Los interioristas no solo consideran la estética de un espacio, sino también su uso y flujo. Como en la Decoración, trabajan en estrecha colaboración con los clientes para comprender sus necesidades y objetivos, y luego diseñan soluciones que optimicen el espacio y mejoren la calidad de vida.
Esto suele conllevar la redistribución de espacios una cuidada selección de materiales duraderos y de fácil mantenimiento, y la incorporación de tecnología y sistemas inteligentes, entre otros aspectos.
A través de un proyecto de interiorismo, el resultado final es un espacio que no solo es atractivo desde un punto de vista estético del diseño, sino que también funciona bien para aquellos que lo habitan, optimizando todos los espacios y ambientes.
En definitiva, cada disciplina tiene sus propios objetivos, metodología, técnicas y resultados, pero todas comparten el objetivo común de transformar los espacios para, de una manera o de otra, mejorar la vida de quienes los habitan. Ya sea que se esté preparando una casa para la venta o el alquiler, que se busque hacerle un cambio y darle un toque personal al hogar o intentar maximizar su funcionalidad, al final siempre hay un enfoque de diseño que se adapta a unas necesidades y objetivos concretos.